Nada es importante en la presencia que sentís inexistente.
Como el aire que yace y reposa sepultado entre las hojas
de un Otoño olvidado. Solos tú y yo, habitantes del cosmos,
y del planeta que nos circunda, elemento en fuerza y
energía.
Mantenemos perenne en un amor silencioso y respetuoso
lazos de unión comparables a esa densidad infinita. Química
producida en esta empatía con fuerza huracanada, que nada
ni nadie podrá destruir,
que está soldada en nuestras Almas.
Tú y yo, potencia miradas hundidas en profundidad del ser.
Traducen frecuentes estelas de luz en nuestras vidas. Sí,
así
cuando estás a mi lado,
bebo sorbo, a sorbo, cada minuto,
del magnetismo, producido en el aire por nuestra presencia.
Quién soy, me pregunto cuando al escribir para ti, elevo.
Transportada a maravillosos paisajes de ensueño. Vivo,
Vivo, una felicidad que trasciende, te siento conmigo,
disfruto cada espacio de ti, acaricio minutos de delirio.
Luego leo y releo lo escrito con este amor que pertenece,
en cada espacio que busca, te llama y te necesita siempre.
Acaricio en mis palabras el deseo que me antoja, la pasión
que provoca, la
ansiedad que desemboca, quererte así.
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