en momentos que caídas piensas que irán a vencerte.
Aparece de repente, moviliza, enciende, entiendes que,
encantador es el hombre que amas desesperadamente.
Es el bicho del amor contagioso, deja en el cuerpo un virus
que nadie podrá curar. Vendrán días de locura, de deseos
ansiedad, otros de pena, verdad, de risa de soledad, pero
eso sí, tal vez hay personas en la vida, nunca lo conocieron.
Por eso, aun temerosa agradezco de esta vida, la presencia
que unos ojos, alumbraron esa meta, que llegó sin escalera
hasta las puertas del cielo. Que demostró,
lo más bello, es
amar en la vida, aun en causas perdidas y dar gracias al
cielo.
A ti te canto en el ruego, con mis versos, los deseos, de
pasión
sin interés. Sin pedido y sí con amor. Con las caricias del
Alma,
que sólo sabe de encanto, que nunca pide, ni exige, silencio
es
su vocación. Deseo sí besarte, abrazarte, mirar tus ojos,
amarte.
Agradecerte por siempre, todo tiempo que he vivido risas,
llanto,
después de todo, que espanto, vivir siempre en la rutina, si
por ti
conocí en la vida, el pecado, más hermoso, sublime y
respetuoso,
platónico, para poder
con la inspiración, alimentar a mi
corazón.
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